Adentrarse en un bosque arropado por sonidos de hojas mecidas por el viento, por el olor del otoño o el fervor de la primavera; dejarse acariciar por los últimos rayos de sol.
Sentir que la naturaleza canta su inmortalidad a través del tiempo. El tiempo se convierte en mito. Y el mito se transforma en Leyenda.