
Es curioso que la niebla tenga en realidad el poder de regalar a nuestros ojos lo que ellos no verían por sí solos.
Una caricia solo es más intensa cuando se siente en el alma.
La luz y el rocío – que es el alma del aire -, cristalizan donde la quietud conmueve y se hace eterna.
Seda para envolver miradas y más…