Se estima que cada año mueren más de 30 millones de animales en las carreteras españolas. Se estima, y “más de 30 millones”, porque este estudio fue hecho en 2003 muy por encima…

Para que lo entendamos, a escala humana, sería como si cada año muere más de la mitad de la población. Como si Tanos chasqueara los dedos pero desapareciera más del 50% de personas, entre ellas tu madre, tu compañero de trabajo, tu vecina de enfrente o tu pareja. Pues lo mismo pero con zorros, jabalíes, corzos, erizos, ardillas, serpientes, pájaros… y así un largo etcétera que abarca toda la fauna.

Sí, esa fauna que a veces ves literalmente adherida al asfalto como un amasijo informe, como una macabra calcamonía que apenas un segundo antes fue un animal hermoso lleno de vida…

 

Desde 2021, el MITECO está llevando acabo en colaboración con la ciudadanía el #ProyectoSAFE, para contabilizar y evaluar el impacto real a día de hoy en nuestra fauna.

Es muy complicado reducir a cero la mortalidad en las carreteras. Los pasos de fauna, la señalización… son importantes opciones. Mientras llega la solución perfecta, yo aporto mi granito de arena:

• Los animales no se adentran en nuestras carreteras. Nuestras carreteras se adentran en sus territorios. Es fundamental comprender que compartimos espacio de vida con ellos…
• Sencillamente, siendo conscientes de ello, reduciendo la velocidad sobre todo en parques naturales o en entornos rurales, quizá podamos salvar algunas vidas… y reducir de paso la peligrosidad para nosotros de tener un accidente serio.

La próxima vez que en un entorno rural pienses en adelantar… sobre todo a primeras y últimas horas del día… piensa si de verdad merece la pena llegar unos minutos antes, o haber salvado alguna vida.

Todo puede ocurrir en un chasquido… ¡Precaución!