Como cada final de verano, los señores del bosque reclaman su derecho a ser dueños de la impronta de la próxima generación de príncipes. Desde la espesura, puede escucharse el violento cruce de espadas que dictará quiénes son los señores de este bosque, y quiénes tendrán que seguir esperando.
Los machos lucen no solo su enorme cornamenta sino una mirada de desafío permanente, una majestuosidad y un poder difícilmente igualable en la naturaleza.
Gamos y ciervos se disputan a finales de verano los títulos de soberanos entre sus iguales, y las coronas lucirán por sí solas para dejar clara su posición.
xsxsx
Una época, la “berrea” del ciervo y la “ronca” del gamo, en la que el campo parece mágico en cada amanecer, y enmarca las siluetas de estos poderosos animales, orgullosos de su conquista.