En el país de los corzos

En el país de los corzos

Amanece en el país de los corzos. Todavía no aparece el calor, y los contornos se difuminan más fácilmente al amanecer… es la hora.

Tímidamente, pero con el hambre como estímulo, los duendes del bosque salen de sus encames y se atreven a dejarse ver por quien tiene la paciencia de esperar…

Es verano, las luchaderas lucen y los celos despiertan el instinto. Es un guiño a la vida.

Es un sueño poder contemplarte, un verdadero trofeo.

Avanza el día y el bosque se despereza, los colores cambian, los sonidos laten con fuerza y entiendes que aunque a veces lo parezca, en la naturaleza nunca estás solo…

La luz dibuja escenas de cuento entre la espesura, el agua del hombre riega los campos del corzo y las gotas de esta lluvia artificial servirán para que los cultivos sigan dando alimento y cobijo a los duendes…

Duendes que aparecen en medio del camino cuando menos te lo esperas… un paseo a solas por el bosque, en silencio, te puede regalar muchos momentos llenos de emoción. Algunas veces podrás guardártelos en forma de fotografías, y otras (las más), quedarán solo para tu recuerdo, grabadas a fuego en tu retina.

Vida y muerte,  las dos caras de la moneda que todos llevamos en el bolsillo…

 

Se apagan las luces en el país de los corzos, por eso el cielo se viste con sus mejores galas.

Y todo volverá a empezar mañana…

 

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