Fascinante mundo submarino

Fascinante mundo submarino

5 metros de profundidad.

7,8, 10, 12… y así hasta el equivalente a un edificio de 9 plantas.

Visto así desde fuera puede dar miedo, y de hecho, el respeto que no falte… sin embargo ahí abajo oyes tu respiración, flotas en un ambiente único, y te dejas llevar de cuerpo y mente. Es una experiencia única.

Pero para llegar a ese punto, hay que prepararse bien…

Tras un examen teórico de un temario interminable, te queda bien claro que estás ante una actividad que tienes que tomarte bien en serio. Luego es fundamental que los instructores sean cercanos, pero estrictos y que te ayuden a comprender y asimilar los conceptos, que te acompañen en todo momento y literalmente, no te quiten los ojos de encima… nunca pensé que pudiera montar el equipo yo solo, pero claro, después de muchas repeticiones… al final ¡no te queda otra que aprender!

Y por fin llega el momento de la inmersión… el instructor explica el “briefing” de la “operación” que llevaremos a cabo bajo el agua. En ese momento te sientes parte de una banda de atracadores que planean el golpe del siglo con toda minuciosidad. Piensas: ¿y yo voy a estar ahí abajo siguiendo ese ritmo?

¡Todo listo! Cada buceador se hace responsable de la caja con su equipo, cargamos todo en la furgo… y ¡a la misión!

Nos sumergimos, con la ayuda e infinita paciencia de los instructores, ¡hemos superado los ejercicios!

Ahora toca disfrutar del entorno y de la maravillosa vida que hay ahí abajo. Las diferencias con el snorkel van más allá de la posibilidad de respirar sin subir a la superficie cada dos por tres… cuando buceas, eres parte del mar y los animales así lo entienden. Lejos de asustarse de tu presencia, te ignoran o incluso sienten curiosidad por ti y te acompañan… es entonces cuando te sientes un verdadero privilegiado por compartir ese espacio/tiempo mágico.

© Marta Bravo

Muchas gracias a nuestros instructores Marta y Raúl del centro de buceo North Diving Lanzarote, por su paciencia y su cariño con nosotros, también a los “buddies” que nos cuidamos unos a otros bajo el agua. ¡Eso hace que la experiencia sea inolvidable!

Me quedo con muchas imágenes en la retina, con los tanques de paz cargados hasta los topes, y con unas ganas de repetir tan inmensas como el propio océano…

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