Bosques encantados

Bosques encantados

Perderse por un bosque es en realidad encontrarse. Cada paso, cada respiración… allá donde miras tienes la sensación de que estar ahí en medio es lo mejor que puedes hacer en ese momento.

 

La “velocidad fotográfica” es cuando recorres un lugar con la mirada, buscando algo que te inspire, encuadrando con la mente. Quieres detener el tiempo porque sabes que estás creando recuerdos futuros, que te darán oxígeno más adelante. Por eso es importante mirar bien… y sentir mejor.

Porque uno no fotografía con la vista sino con el corazón. Uno mira y siente con los ojos lo que su interior le dice. Adapta la realidad a lo que piensa por dentro, allá donde nadie mira. Aunque dicen que no hay  desnudez más evidente que la que uno muestra a través de sus imágenes. Yo creo que es cierto.

 

No fotografías lo que ves, sino lo que sientes. Y mi mundo interior está lleno de hadas, musgo, setas rojas, cascadas, hojas amarillas, luz y color…

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