Belleza invasora

Belleza invasora

Invasora, exótica, introducida… son algunas de las palabras que hemos acuñado para describir a la fauna que está donde no debería estar…

Sea por sus propios medios, o por la mano del hombre, que accidental o intencionadamente hace de “transporter”, algunos animales visitan (y pueden colonizar) entornos que inicialmente no eran los suyos, siempre que encuentren las condiciones para ello.

Es el caso de la medusa de puntos blancos, o medusa azul australiana (Phyloriza punctata), que se internó desde el Indo-Pacífico en el Mediterráneo por el Canal de Suez en 2010, y a la que por lo visto, le ha gustado el mare nostrum

Las especies alóctonas (que no son originarias del lugar donde se encuentran), pueden ser consideradas o no invasoras según si compiten por los mismos recursos y originan problemas a la fauna autóctona. En ese caso, podrían producirse desequilibrios ecológicos que en su extremo más grave podrían causar la desaparición o desplazamiento de las especies residentes.

En el caso de esta bella medusa, —que no es letal para los humanos, aunque sí muy molesta con solo rozar sus tentáculos armados de “cnidocitos” que se clavan en la piel como mini-arpones urticantes—, parece ser que puede llegar a alimentarse del plancton que filtra, pero también de huevos de artrópodos como cangrejos y camarones.

Cuando era pequeño, las medusas me producían auténtico pánico. En las playas era costumbre sacarlas del agua y enterrarlas en la arena (costumbre que aún hoy puede verse, por desgracia). Ahora me considero muy afortunado cuando veo una de cerca y la fotografío (con las debidas precauciones), siempre que no se trate de alguna especie peligrosa como alguna cubomedusa o la temida Carabela portuguesa (que en realidad no es una medusa como tal), que también se ha introducido en el Mediterráneo, procedente del Atlántico.

Hay que saber que las medusas no tienen el mayor interés en “atacarnos” ni en encontrarse con nosotros. Las picaduras son, sencillamente roces accidentales con ellas.

Los humanos vamos a las playas a bañarnos, pero tenemos que saber que antes que una mera piscina, es un ecosistema activo con sus habitantes, que tienen el mismo derecho que nosotros (o más, porque están en su medio, en su casa). Con respeto y precaución, podemos convivir y seguir disfrutando juntos del mar, que es bastante grande…

 

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *