Polvo de Hada

Polvo de Hada

“…¡no le toques las alas, que le quitas el polvillo y entonces no puede volar!”

Seguro que has oído (o dicho) esto más de una vez… Sin ánimo de romper la magia (Dios me libre), vamos a ver qué tiene de verdad esta creencia…

Las mariposas son fascinantes, y por eso quizá les hemos atribuido desde siempre todo tipo de propiedades mágicas. Para empezar, más que un animal, son un “estado” de vida”. De unos diminutos huevos nacen unas larvas que se convierten en orugas, que se alimentan hasta metamorfosearse en lo que conocemos por “mariposas”, que se alimentarán a su vez y se aparearán hasta poner los huevos de la siguiente generación…

Esta transformación ya es, de por sí, uno de los más increíbles misterios de la naturaleza.

Las mariposas, reciben el nombre científico de “lepidópteros“, que quiere decir literalmente “alas con escamas“. Si nos acercamos lo suficiente, podremos comprobar que el nombre es de lo más acertado…

Este increíble tapiz de pequeñas escamas de colores, (que son como micropelos modificados), conforman un mosaico que recubre sus alas por ambos lados, y tiene varias funciones.

La primera de ellas y más evidente, es el color, que interviene en la diferenciación sexual, así como en el mimetismo. El color puede ser “pigmentario“, es decir, según los pigmentos que componen las escamas…

…o bien “estructural“, conformado por la difracción de la luz en la microestructura de las escamas, lo que produce una coloración iridiscente, que cambia según el ángulo de observación. Vale, esta es la explicación científica, pero no se puede negar que también es… pura magia.

La segunda función de las alas, y más interesante si cabe, es que actúan como “placas refractarias” en miniatura, que les ayudan a regular la temperatura, a veces disipando y otras concentrando. Las alas de las mariposas son regadas por una “hemolinfa” que recorre las nervaduras y mantiene la temperatura, ya que por debajo de 15º C les es imposible remontar el vuelo.

Polvo de hada o no, lo cierto es que el espectáculo es de primer orden. Las alas de las mariposas nos deparan muchas sorpresas si sabemos mirar… desde el corazón 😉

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