Medusa: fascinante contradicción

Medusa: fascinante contradicción

Medusa: solo la mención de esta palabra nos provoca un estremecimiento. Si te han picado alguna vez, porque lo recuerdas bien; si no… porque te lo han contado. También nos evoca una cabeza monstruosa con serpientes en el pelo que puede convertirte en piedra si la miras directamente…
Las medusas son unos animales fascinantes llenos de secretos y contradicciones por descubrir.

¿Sabías que son el grupo animal multiorgánico más antiguo, con 500 millones de años?

¿Y que son las nadadoras más eficientes del mundo? ¿Sabías que algunas tienen ojos y que otras pueden picarte incluso aunque no las toques? (doy fe…).

¿Sabías que Aristóteles ya se interesó por ellas pero que no fueron los griegos quienes le dieron su nombre mitológico?

 

¿Monstruo o injusticia?
Según Ovidio, Medusa era una hermosa doncella, la única mortal de tres hermanas conocidas como gorgonas. Su belleza cautivó la mirada del dios del mar, Poseidón, quien la violó en el templo sagrado de Atenas. Furiosa por la profanación de su templo, Atenea transformó a Medusa en un monstruo con la capacidad mortal de convertir en piedra a cualquiera que la mirara a la cara… luego el héroe Perseo la decapitaría y utilizaría su mirada para petrificar al monstruo marino Cetus, enviado por Poseidón para devorar a Andrómeda, atada a una roca junto al mar.


Un momento… ¿Medusa era solo una mujer hermosa, que es violada, y por ello encima es castigada? Natalie Haynes, licenciada en Filología Clásica por la Universidad de Cambridge y considerada una autoridad mundial en el mundo clásico, se cuestiona seriamente el mito de Medusa, injustamente tratada a lo largo de los siglos. Cómo una de tres hermanas sin más pecado que el de ser hermosa, es convertida en monstruo y su mirada sirve para convertir en piedra, aún después de decapitada. Es solo una muestra más del sesgo misógino de la Grecia clásica.

¿Y qué tienen que ver las medusas con Medusa?
Aristóteles las denominó cnidae, que significa «aguijón», especificando que se mueven aquí y allá en el agua. En homenaje a Aristóteles, los naturalistas del siglo XX crearon el filo de los cnidarios para clasificar las medusas, los corales, las anémonas de mar… que pican. Cuatro siglos más tarde, Plinio el Viejo observó los movimientos de las medusas, que le recordaban a las contracciones y dilataciones de la respiración, y las llamó Pulmo marina, el pulmón marino.

 

En la Edad Media, el bestiario marino estaba poblado principalmente por monstruos, quimeras y sirenas, sobre todo porque esta época estaba más interesada en la teología que en el estudio de la naturaleza. No fue hasta Guillaume Rondelet y su obra Histoire entière des poissons publicada en 1554, en la que describe una serie de animales urticantes llamados «ortigas de mar», entre ellas la medusa Rhizostoma pulmo.

 

El gran punto de inflexión en el conocimiento de la zoología es, obviamente, Carl Linnaeus. Propuso una clasificación del mundo viviente, tanto vegetal como animal, en su Systema naturae, un texto fundamental, y en la cuarta edición de 1744 introdujo el nombre de medusa por comparación con el rostro de la Gorgona.
Jean-Baptiste de Lamarck, entonces profesor del Museo Nacional de Historia Natural desde su creación en 1793, supuso el origen de la vida «en las masas gelatinosas dispersas en el gran océano». Y las masas gelatinosas (“jellyfish”, como se las conoce en el mundo anglosajón) bien podrían ser las medusas.


Por ello, un joven naturalista, François Péron, retomó el tema para realizar un estudio monumental sobre él. La moda revolucionaria introdujo en los nombres de pila a la mayoría de los héroes de la Antigüedad y ¡también cayó en la medusa! Péron no duda en dar nombres de dioses y diosas a sus especies, tales como Cepheas, Cassiopeay Persa y Chrysaora de la Geryonia y otros, todos ellos dedicados a los personajes que giran en torno al mito de Medusa, nombres que siguen vigentes hoy día.

 

Más contradicciones…
La etimología de la palabra “medusa”, tiene sus raíces en “med”, que significa protección, cuidado (“medicina”, “médico”…), aunque esto no parece imprtarle mucho a la “avispa de mar”, una cubomedusa que tiene el récord Guiness de ser el animal más venenoso del planeta. Procedente de las costas australianas, en cada uno de sus 5.000 tentáculos esconde una dosis letal de veneno, capaz de producir una insuficiencia cardiaca al instante (en la película de 2008 “Siete almas”, el personaje interpretado por Will Smith se quita la vida sumergido en una bañera, volcando en ella un acuario con avispas de mar).

Las medusas aparéntemente son animales de desplazamiento lento, que dan la impresión de ir a la deriva… y sin embargo, se ha demostrado científicamente que son las nadadoras más eficientes del reino animal, con el mejor porcentaje coste energético/rendimiento a la hora de desplazarse. La Cotiloryza tuberculata, popularmente conocida como “huevo frito”, tiene la capacidad de nadar tanto verticalmente contrayendo y expandiendo su cuerpo, como también de manera horizontal, pudiendo girar fácilmente para desplazarse por el mar. Esto es debido a que cuenta con una musculatura umbral.

Aunque se alimentan de plancton y ocasionalmente pequeños peces (aunque también pueden darles cobijo escondidos bajo su campana), suelen subir a la superficie porque, atención, son capaces de aprovechar la luz solar para realizar la fotosíntesis y obtener energía, en simbiosis con unas algas presentes en su estructura.

 

En teoría el ciclo vital de las medusas solo abarca cerca de un año, y sin embargo, algunas parecen tener el secreto de la inmortalidad, perpetuándose a sí mismas en forma de pólipos de manera cíclica.

 

Belleza venenosa
La capacidad venenosa de las medusas, depende de cada especie. En sus tentáculo poseen miles de células urticantes llamadas “cnidocitos”, que además tienen forma de arpón para adherirse a sus presas y liberar las toxinas con las que quedan aturdidas para luego ser devoradas. Esto ocurre solo con rozarlas (como bien sabemos cuando ocurre accidentalmente en las playas, sin mayor interés en nosotros por parte de las medusas, ya que no solo son cazadoras “pasivas” sino que nosotros no estamos dentro de su menú). Pero… ¡ojo! Se ha descubierto que algunas medusas pueden liberar esos cnidocitos en el agua fuera de sus tentáculos como una especie de arma química a distancia, y provocar el mismo efecto en sus presas. De ahí que sea una buena idea cuando piensas en fotografiarlas, utilizar neopreno y guantes.


Algunas medusas como La carabela portuguesa, flotan en la superficie utilizando su “vela” gelatinosa para navegar, aunque debajo del agua sus tentáculos se extienden en ocasiones por varios metros. Por cierto, ni siquiera es una medusa: es un organismo colonial conformado por hidroides que realizan diferentes funciones vitales (navegación, digestión, caza y defensa, y reproducción). La carabela, de una gran belleza, es altamente urticante y aunque sea una especie más propia del Atlántico o del Pacífico, cada vez se dan más citas de ejemplares errantes en el Mediterráneo, al igual que ocurre con la Medusa de Puntos blancos (Phyloriza punctata), una bellísima medusa con una gran campana moteada y que puede alcanzar un gran tamaño.

  

Algunas medusas como el clavel de mar (pelagia noctiluca), son bioluminiscentes, en teoría para indicar su toxicidad a sus posibles depredadores (¿eso no hace precísamente que se las vea más?).

  

Que no te quiten el sueño
Las medusas carecen de cerebro, aunque algunas tienen ojos repartidos alrededor de sus tentáculos, con los que podrían distinguira formas diferencias de luminosidad… algo increíble si pensamos que el 95% de su cuerpo está compuesto por agua. Y aún hay algo más sorprendente: son el primer ejemplo de animales sin cerebro que duermen, un descubrimiento que obligó a retrasar en el tiempo el origen del sueño en el árbol evolutivo de la vida, antes de la aparición de un sistema nervioso centralizado.

  
El clavel de mar (pelagia noctiluca), la aguamala (rhyzosthoma pulmo), la “huevo frito” (Cotilorryza tuberculata) y la “medusa sombrilla” (Aurelia aurita), son los cuatro ejemplares más comunes y fáciles de observar en nuestras costas, sobre todo en el Mediterráneo. Todas las fotografías de este artículo han sido realizadas en la costa del levante español (Costa Azahar y Costa Cálida), en completa libertad.

  


Seductora a la vez que potencialmente letal: medusa siempre genera reacciones de amor/odio. Como siempre ocurre con los animales salvajes, la convicencia es complicada cuando cruzan su camino con el de los humanos.
   
Conviene recordar que el mar no es nuestra piscina particular y que ellas no solo están en su medio, sino que llegaron primero. Con respeto y con las debidas precauciones (especialmente si hablamos de especies peligrosas), tal vez podamos compartir espacio e, incluso, detenernos a observar y redescubrir a estos fascinantes seres.

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