Monfragüe, paraje que los árabes llamaron “Al-Mofrag” y los romanos “Mons Fragorum” (monte denso), es uno de nuestros Parques Nacionales. Un ecosistema de monte mediterráneo moldeado por los ríos Tajo y Tiétar, que alberga una buena muestra de nuestra fauna más representativa. Desde el gran ciervo hasta algunos pequeños duendes que pronto conoceremos…

Uno de los grandes atractivos del parque es la impresionante colonia de buitres leonado y negro que albergan sus paredes rocosas, con cerca de 800 parejas reproductoras entre las dos especies. En el “Salto del Gitano”,  se les puede ver planeando, a veces realmente cerca. La dimensión de sus alas y su majestuoso vuelo es todo un espectáculo…

Tras una subida no muy exigente, se puede disfrutar de una espectacular panorámica desde lo alto del “Castillo de Monfragüe“, donde es posible ver volar a los buitres a la misma altura de los ojos, o incluso por debajo. La sensación es totalmente increíble…

Los ríos, como espejos, reflejan a veces el vuelo de las acuáticas, como el cormorán que roza la superficie con las puntas de sus alas. Más que volar, pareciera que camina sobre las aguas…

Cae la noche sobre el monte y la oscuridad lo envuelve todo con su manto. Es el momento de los duendes que, sigilosos, empiezan su jornada en busca de algo que llevarse a la boca…

Garduña (mi fantasma) y Jineta (esa bella matadora) firman un pacto silencioso por el que se reparten los turnos en su territorio: solo la luna se cita con ellas. A la marta le toca el crepúsculo y a la matadora la total oscuridad.

 

Y es en la noche, cuando otras criaturas adornan el bosque con sonidos que parecen de película, enmarcados por un cielo espectacularmente estrellado, que hacen a Monfragüe  merecedor de la distinción “Destino Turístico Starlight“.

Dejarse envolver por una oscuridad llena de guirnaldas y aderezada por un coro de voces nocturnas, es un experiencia llena de magia…  digna de ser vivida al menos una vez en la vida.

Cierra los ojos, abre la imaginación… y disfruta:

 

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