¿Orlas aburridas? ¡No, gracias!
Inevitablemente, asociamos ciertas palabras a sus significados más “probables”. Ejemplo: Rojo, pasión. Perro, amigo. Orla… aburrida.
Y es que la icónica orla que todos tenemos en la cabeza, de una colección de fotografías de niños o no tan niños, con sus birretes (sean universitarios o no), y sus correspondientes caras de circunstancias (enfadados por ser obligados a posar con los birretes), como si de una sala de trofeos de caza se tratara, que con el tiempo destiñe, se enrancia y se apolilla.
A grandes rasgos, creo que no me dejo nada de los valores asociados a las orlas más “tradicionales”.
Pero esto no tiene por qué ser así…
¿Y si le damos un toque de color? ¿Y si convertimos lo aburrido en divertido y nos olvidamos de posar?
Entonces, como fotógrafo (esto me ha pasado), cuesta realmente elegir qué foto poner en la orla de cada uno, porque todas son geniales, naturales y muy divertidas… ¡incluidas las de los profes!
Una orla debería ser un recuerdo detenido en el tiempo, ese tiempo inolvidable que pasaste con tus compañeros… y me apunto a que lo que quede al final sea una gran sonrisa y no precisamente forzada.
Es una suerte y un privilegio cuando en un cole nos permiten desplegar esta especie de pequeña locura. Todos nos lo pasamos bien, y gracias a ello, las orlas dejan de ser lo que todos tenemos en mente, para convertirse en un recuerdo que SÍ merece la pena enmarcar y mirar con el paso del tiempo…
Si quieres una orla memorable y divertida, no lo dudes, ¡contacta conmigo!